La pandemia por Coronavirus ha dejado bastante que pensar, sin embargo, existen otras pandemias a lo largo de la historia que nos ayudarían a comprender mejor nuestra situación, tal es el caso de la pandemia por gripe española de 1918.
No hay mejor situación para poner a prueba a la humanidad si no es explicando lo que viven, lo que conocen, lo que son. Esta vez no es la excepción. La pandemia por Coronavirus ha traído distintas consecuencias en sectores, como el de salud, el económico, el social y el familiar. Sin embargo, la manera en que se ha llevado a cabo esta pandemia, con enfoque en la importancia del sector salud en México, dice mucho de la educación, la falta de valores y el uso de la información adecuada que la sociedad mexicana tiene. Para tener un punto de comparación, haremos un viaje en el tiempo, nos remontamos al México del año de 1918, sucedió una de las más devastadoras pandemias de la historia, hago referencia a la mal llamada gripe española, gripe aviar, muerte púrpura o peste roja, como se le denominó en México.
Empecemos por analizar al virus que abatió en esa época. Se trató del virus de influenza tipo A (H1N1), este subtipo1 se introduce al pulmón y ataca al tejido pulmonar, como consecuencia una hemorragia y posteriormente la muerte. Además, el tipo A se divide en subtipos según la composición de dos proteínas de la superficie viral: la hemaglutinina (H) que es el componente del virus que reconoce a las células huésped y la neuraminidasa (N) funcionan como antígenos. Este tipo de virus tiene la habilidad de propagarse entre especies, utilizando como huéspedes mayormente a las aves, en quienes el virus sobrevive en las células del tracto intestinal. Ahí se replica y queda en la heces y agua contaminada, además otro de sus mayores huéspedes fueron los humanos.
La vía de propagación de la gripe podía ser tanto por el aire, por vía oral y nasal, con un estornudo o contacto con superficies infectadas, de la misma manera que lo hace el actual coronavirus, el virus que nos abate actualmente. Era sencillo adquirir el virus, y por lo tanto la enfermedad, por lo que se necesitaba tomar medidas de una manera inmediata al llegar a México, en donde al parecer, no fue así.
Aún no se conoce cuantas vidas cobró esta famosa gripe española, lo más que se sabe es que en algunos estados oscilaba entre 30 a 200 contagiados diarios y se registraban entre 150 y 200 muertes, lo que traía un total de 6,000 defunciones al mes.2 El mayor índice de fallecimientos fue de los jóvenes de 20 a 40 años, con mayor vulnerabilidad en mujeres, con síntomas iniciales como: jaquecas intensas, dolor corporal, inflamación en la garganta, fiebre de 40°C, cuando había complicaciones se presentaba vómito, diarrea y hemorragias nasales, faríngeas y gástricas, así como dificultades respiratorias, razón por la cual se le confundía con bronquitis, neumonías y bronconeumonías, factor clave para que no se tenga con certeza el número de defunciones hasta la fecha.
Es importante mencionar que México en ese entonces se encontraba debilitado después de los conflictos revolucionarios, por lo que se publicaba continuamente que México no estaba preparado, desde el punto de vista sanitario, para evitar la pandemia actual. Lamentablemente fue cierto. Podemos observar que en nuestros días se menciona lo mismo sobre el manejo de la pandemia actual; pero adentrémonos más para entender el porqué.
México tuvo noticias de la gripe española en junio de 1918, cuando diversos periódicos nacionales y locales informaron sobre la presencia de brotes en varios estados, sin embargo, las autoridades sanitarias del gobierno de Venustiano Carranza, no les dieron el debido interés a las noticias conocidas, y no se ocuparon de tomar las medidas adecuadas.4 Fue hasta que se empezaron a registrar miles de personas contagiadas por la enfermedad que se dedicaron a detener su expansión hacia el centro del país.
El Consejo Superior de Salubridad dictó medidas y recomendaciones contra la epidemia en México de 1918, tales como: evitar conglomeraciones, no poner la boca en la bocina del teléfono, evitar cambios bruscos de temperatura, ventilar las habitaciones, taparse con pañuelo al toser o estornudar y caminar en vez de usar el transporte. Igualmente, se recomendó que las personas usaran mascarillas (hechas de tela compacta y empapada en un antiséptico). No se recomendaba saludar de mano ni de beso. También se pidió la suspensión del tráfico ferroviario, notificar los casos existentes y cerrar lugares de reunión, como cines, teatros, clubes, etc.
El libre tránsito peatonal quedó prohibido entre las 11 de la noche y las 4 de la mañana, y se advirtió que la violación a estas disposiciones sería castigada con una multa de cinco a quinientos pesos, o arresto. Se pueden observar algunas medias muy parecidas a las indicadas en la pandemia actual, y otras muy diferentes, que en teoría debieron ayudar a que no se propagara el virus. Sin embargo, existe una cualidad en común que se sigue repitiendo y es la imprudencia de los enfermos al no seguir las prescripciones de los doctores.
Las muertes que sucedían por no seguir las medidas se daban por complicaciones como disnea, hemorragias nasales y orales, cianosis, hematuria, convulsiones o delirio, entre otras. Así cuando el paciente fallecía, la gente creía que más por enfermedad y falta de seguimiento de indicaciones, el paciente moría por culpa del médico. Este fenómeno se sigue observando en la actualidad, en donde hasta se ha llegado a atacar al sector salud por falta de información sobre la enfermedad Covid 19. Las personas muchas veces piensan que nunca tienen la culpa, si no el médico, cuando
llega un enfermo al hospital a punto de fallecer por no seguir indicaciones. Este es uno de los tantos ejemplos en donde México no ha cambiado.
Si bien no podemos generalizar que todas las defunciones se dieron por terquedad —aunque el gobierno promovió la higiene en la población—, la situación de pobreza y hacinamiento en vecindades aumentaron la mortalidad, situaciones que nuevamente siguen apareciendo en la actualidad.
En México no existía disponibilidad de vacunas o fármacos y muchas personas recurrieron a remedios naturales o al chamanismo para curarse. Por otra parte se recurrió a la aspirina por sus aparentes efectos milagrosos, que consistían en atenuar la fiebre y mitigar las algias. Sin embargo, por las dosis tan altas que se recetaban surgieron complicaciones en los cuadros de los pacientes; para las hemorragias se empleó la emetina, el cloruro de calcio y la ergotina de Boujean.
Como en ese entonces, en la actualidad muchas personas han recurrido a remedios milagrosos para intentar curar la enfermedad del Covid 19, utilizando chamanismo o creyendo que bebiendo cloro se puede evitar. En este momento se sabe que una buena alimentación y un estilo de vida saludable, es indispensable para combatir el virus.12 Si bien los fármacos nos ayudan a combatir los síntomas, en ocasiones se da la famosa automedicación, lo que también es un problema porque podría tener resultados sumamente graves, como empeorar el cuadro clínico o hasta la muerte. Este es otro caso que aún no cambiamos.
Como sociedad, nos hace falta informarnos más acerca de lo que está sucediendo, quizás en 1918 esto no era tan fácil, debido a que los medios de comunicación eran más limitados. Sin embargo, en la actualidad, aunque pareciera diferente por la existencia de internet y la televisión, mantenemos el mismo nivel de información. En algunos casos la información en exceso desinforma, y al final nos lleva a los mismos errores, de creer todo lo que leemos y actuar de la misma manera, como lo indica la historia de la pandemia de 1918.
Como conclusión, la pandemia de 1918 tuvo fuertes repercusiones, sumando que México acababa de pasar por una revolución, crisis económica, y unas cuantas pandemias más. Esta enfermedad finalmente acabó —siguiendo o no las medidas sanitarias—, pero cobrando miles de vidas. En este punto de la pandemia, ha habido 213,000 defunciones en México y únicamente contabilizando las registradas por el gobierno, no hay duda de que pudieran ser mucho más.
Así como la historia nos muestra un panorama más amplio para entender estas situaciones, el conocimiento del rival a quien nos enfrentamos, en estos casos, al virus de la influenza tipo A (H1N1) en 1918 y el coronavirus actualmente, es de suma importancia para concientizar a la población. La pandemia no es un juego, ni una ficción, es una realidad, de esas que te cambian la vida. Se deben seguir indicaciones y recomendaciones. No seamos participes de ignorar lo que se nos dice y se nos repite a diario. De no hacerlo, caeríamos en la perfecta descripción de Saramago, como un, “creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que viendo no ven”.
Modalidad: Ensayo Grado escolar: 6to grado PARTICIPANTE: Torres Castro Alexa Fernanda ASESORES - Toledo Cortes Anahí Correo: hmxalumnos@gmail.com Materia: Historia de México/ Historia Universal - Canelo Rodríguez Ernesto Correo: ernesto.canelo@enp.unam.mx Materia: Temas Selectos de Morfología y Fisiología/ Educación para la salud Jornadas Inter preparatorianas